Jueves, 26 de diciembre 2024, 01:00
Un pueblo sin tradiciones es un pueblo incompleto. En Pillarno, en Castrillón, desde hace unos años ya tienen una arraigada a la historia del pueblo, la legada de Las Salguerinas, que el martes 24 de diciembre hicieron su aparición en Meruxeras, Llao y Calín.
Vecinos de Pillarno y de toda Asturias se dieron cita la tarde de Nochebuena en la localidad castrillonense para vivir uno de los momentos más mágicos y especiales de la Navidad en el concejo, la llegada de Las Salguerinas.
Algunos llegaron a pie a través de una ruta de ensueño. Otros, en el autobús lanzadera fletado por la Asociación de Vecinos. En total unas 400 personas se desplazaron hasta Meruxeras, el pueblo elegido este año, para oír la historia de estas mujeres que cada año reviven la tradición rural y lo hacen cargadas de regalos y valores como la empatía y el respeto por los mayores.
A las 17 horas se hizo un corro frente a una de las casas, engalanada con adornos de ganchillo hechos por las mujeres de la parroquia, donde se inició la lectura del cuento, con acompañamiento musical en directo, en el que se explicó su origen y su labor artesanal, de ahí que «les gusta compartir con los demás sus artesanías y se alegran un montón si les regalas algo hecho a mano».
El martes se levantaron «muy temprano para reunir todos los regalos que han preparado con ilusión» aunque eso no impidió que su llegada a Calín se produjese por todo lo alto con hoguera y baile incluido.
No obstante, previamente y tras la lectura del cuento las familias, farolillos en mano, pusieron rumbo a Llao, donde se repartió chocolate caliente entre los asistentes para hacer más amena la llegada de Las Salguerinas. Fernando y Satu, de Ca Malanga, fueron uno de los encargados en repartirlo junto a Chelo. «Es una tradición muy guapa. Estamos encantados de acoger a los vecinos y hacer un poco de convivencia», señalaron. Isabel y Ana Isabel fueron las otras encargadas de repartir el chocolate, para ambas es la primera vez que participan en el encuentro de Las Salguerinas por lo que «estamos encantadas de hacerlo a lo grande.
Posteriormente la gente se desplazó hasta Calín para esperar la caída de la noche y el encendido de los farolillos que guiarían a las Salguerinas. Pasadas las 18 horas las ‘aniciadoras’, ataviadas con máscaras que cubrían sus rostros, diseñadas por Constantino Menéndez junto al resto del vestuario, prepararon la llegada de las mujeres. «Nuestra misión es que Las Salguerinas duren para siempre, somos jóvenes que hemos crecido en este pueblo», aseguraron ante un público entregado que no quiso perderse detalle del acontecimiento.
Tras el encendido de la hoguera y la tradicional danza al son de la canción de Las Salguerinas, en la que participó el público, las Salguerinas hicieron su aparición entre el bosque.
La emoción se hizo tangible entre los asistentes, especialmente los más pequeños, que no disimularon su alegría con gritos y aplausos a las mujeres que, se acercaron a mayores y pequeños, agradecidas por el cariño.
Las mujeres interactuaron con el público quien les contó lo que habían depositado en la lechera colocada estas semanas en El Cuadro. Dibujos, cartas, manualidades, dulces… Los regalos a Las Salguerinas son inabarcables, al igual que el cariño que el pueblo les demuestra cada Navidad. Pero entre todos ellos, el más especial sin duda es la compañía y el tejido de lazos entre generaciones completamente opuestas que sirve para poner en valor a las personas mayores en estas fechas tan señaladas y dar a conocer la historia y tradición de un pueblo que el martes demostró estar más vivo que nunca y ser más diverso que ninguno.
Trabajo vecinal
La iniciativa forma parte del trabajo vecinal de la Asociación de Vecinos que cada año ha desarrolla un programa inspirado en el legado de estas carismáticas mujeres «para promover el arte, la cultura y la convivencia en el entorno rural». El proyecto cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Castrillón y busca descentralizar las actividades culturales, acercándola a la zona rural. La cita sirvió también para que algunos vecinos se reencontrasen y pasar, como muchos señalaron, «una nochebuena diferente»
Este año además, se ensalzó el trabajo de las mujeres del pueblo con la confección de cuadros de ganchillo que decoran todas las zonas del pueblo. Entre ellas, El Cuadro, donde se levantó un árbol de ‘crochet’ prueba y reflejo de que «un pueblu nun ye na sin la so xente».
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